Prólogo

Cuando me gradué como profesional en Nutrición y Dietética hace veinte años, pasé ocho años maravillosos en un gran hospital universitario en Dublín trabajando en las áreas de oncología y cirugía digestiva. Conocí a muchos pacientes que batallaban para comer y tenían dificultades para deglutir. En aquel entonces, pensábamos que si los pacientes comían más, ganarían peso y mejorarían, por lo que se les brindaba consejería nutricional sobre dietas altas en proteínas, grasas y calorías, y se les entregaban folletos en blanco y negro con información sobre lo que debían comer y lo que debían evitar. Recuerdo sentirme frustrada y decepcionada cuando muchos pacientes seguían perdiendo peso en los controles de seguimiento y empecé a cuestionarme “¡qué era lo que estaba haciendo!”. Mi trabajo de doctorado me llevó a tener una mejor comprensión de las complejidades del estado nutricional de los pacientes con cáncer y el impacto que la mala nutrición tenía en su pronóstico y estado de salud.

La investigación de la profesora Carla Prado en la Universidad de Alberta nos ha servido de inspiración tanto a mí, como a muchos colegas en todo el mundo, porque su trabajo ha cambiado radicalmente la forma en que los nutricionistas y médicos conciben la pérdida de peso en pacientes con cáncer. Mediante la evaluación de tomografías computarizadas, la profesora Prado fue la primera en notar que, luego de recibir el diagnóstico de cáncer, estos pacientes empezaban a perder masa muscular de manera importante y que esto tenía un impacto en su tolerancia a la quimioterapia. En los últimos 10 a 15 años se ha investigado mucho sobre este tema a nivel internacional y ahora sabemos que la pérdida de peso inducida por cáncer afecta entre el 30 % y el 80 % de estos pacientes y se asocia con una peor tolerancia a la quimioterapia, peor calidad de vida, mayor frecuencia de hospitalizaciones y menor probabilidad de supervivencia. Las investigaciones de la profesora Carla Prado y otros autores han demostrado que si los pacientes ingieren suficiente energía (calorías) y consumen entre 25 y 30 g de proteínas por comida, sus posibilidades de mantener su masa muscular durante el tratamiento del cáncer pueden mejorar, es decir, tienen más posibilidades de tolerar el tratamiento, incluida la quimioterapia, la radioterapia o las cirugías. No obstante, la pregunta que surge al respecto es: ¿cómo puede un paciente alcanzar estos objetivos nutricionales?
Aunque muchos pacientes con cáncer se alimentan lo mejor posible, lamentablemente se enfrentan a una serie de cambios complejos en su metabolismo. Las células cancerosas, en su interacción con el sistema inmunitario, promueven la producción de “mensajeros químicos” en el organismo que pueden provocar pérdida de apetito, inflamación y una rápida pérdida de masa muscular. En algunos pacientes, estabilizar su peso representa un reto importante, y ayudarles a recuperar el peso y la masa muscular perdidos es un reto aún mayor. Por lo tanto, se necesitan con urgencia recursos sencillos para ayudar a estos pacientes a comer mejor en sus hogares y minimizar los cambios en su composición corporal.

Después de haber pasado muchos años escribiendo artículos científicos (que solo leerían colegas investigadores), en 2012 decidí que era el momento de plasmar lo que sabíamos sobre nutrición en un libro de recetas sencillo dirigido a pacientes con cáncer y sus familias. Tuve la suerte de recibir recursos económicos para trabajar en este proyecto y, en 2013, lanzamos en Irlanda Good Nutrition for Cancer Recovery (Una buena nutrición para la recuperación del cáncer), un recetario gratuito con recetas altas en proteínas y calorías para pacientes que sufren pérdida de peso mientras reciben tratamiento para el cáncer. En los años siguientes, publicamos libros de recetas para personas con cáncer y dificultades de deglución sobre alimentación saludable para sobrevivientes de esta enfermedad. En total, hemos distribuido más de 50.000 recetarios a pacientes irlandeses con cáncer de forma gratuita. El impacto de este trabajo supera con creces cualquier artículo científico que haya escrito o escriba en el futuro, ya que beneficia directamente a estos pacientes, a sus familias y a los profesionales de la salud responsables de su manejo y cuidado. A pesar de que nuestros libros han ganado varios premios, siempre he sido consciente de que solo estaban disponibles en Irlanda. Es para mí un placer saber que el equipo de la profesora Prado en la Universidad de Alberta ha diseñado y elaborado su propio libro de recetas altas en proteína y los felicito por este enorme esfuerzo. Este recetario traduce lo que los científicos saben sobre las proteínas y la buena nutrición en comidas nutritivas y fáciles de preparar que pueden reducir la pérdida de peso y masa muscular. No me cabe la más mínima duda de que este recetario será muy bien recibido y apreciado por los pacientes y sus cuidadores. Igualmente, espero que más países sigan este ejemplo para hacer más accesibles a los pacientes los recursos nutricionales basados en evidencia.

Aoife Ryan, PhD, RD
Profesora titular de Nutrición Humana y Dietética
Universidad College Cork
Irlanda

 

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Recetario de cocina alto en proteína para mejorar la salud muscular durante el tratamiento del cáncer Copyright © by Hillary Wilson; Anissa Armet; and Carla Prado is licensed under a Creative Commons Attribution 4.0 International License, except where otherwise noted.

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